La reforma conocida como “Ley Silla” comenzó a regir desde el 17 de junio de 2025, estableciendo obligaciones para empresas que emplean personal que trabaja de pie. La medida busca garantizar condiciones laborales más saludables, aunque ciertos sectores quedaron fuera de su alcance.
Exenciones por Actividad Laboral
Según lo establecido, ciertos tipos de empleos no están sujetos a esta normativa. Los puestos industriales y fabriles donde el uso de asientos podría comprometer la seguridad o interferir con maquinaria especializada quedan excluidos de la regulación.
También quedan sin protección bajo este marco legal los trabajadores informales, aquellos sin contratos formales ni beneficios laborales reconocidos. Asimismo, el personal del sector público no está obligado a cumplir con estos requisitos, ya que opera bajo reglamentos distintos.
Ámbitos Obligados al Cumplimiento
La normativa sí aplica en diversos entornos laborales donde es viable realizar actividades sentado. Entre ellos se incluyen establecimientos comerciales como tiendas de autoservicio, farmacias y restaurantes. También afecta a centros de atención telefónica, oficinas de servicio al cliente y empresas de seguridad privada.
En estos espacios laborales, las organizaciones deben garantizar asientos con respaldo o permitir descansos regulares para sentarse. La implementación dependerá de las características específicas de cada puesto de trabajo.
Multas por Incumplimiento
Las empresas que no respeten lo estipulado podrían enfrentar sanciones económicas por hasta $270,000 pesos. Además de las multas, las autoridades podrían ordenar suspensiones temporales en casos graves o de reincidencia.
Los trabajadores tienen derecho a presentar quejas ante instituciones gubernamentales competentes, pudiendo hacerlo incluso de manera anónima. Las denuncias se canalizarán a través de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social o la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo.
Riesgos para la Salud Laboral
Expertos en salud laboral han advertido sobre los peligros de permanecer de pie prolongadamente sin pausas. Entre los riesgos mencionados se encuentran trastornos circulatorios como várices o formación de coágulos sanguíneos.
También se han identificado problemas musculares y articulares, particularmente en la zona lumbar. Otros efectos documentados incluyen fatiga física y disminución de la productividad laboral. “Permitir pausas o el uso de sillas mejora la salud física, reduce el ausentismo y favorece un entorno laboral más justo”, concluyeron las autoridades.